Salirse del foco para después enfocar mejor

Una de los mantras más repetidos en saraos motivacionales es el de dedicarse en cuerpo y alma al proyecto en el que se está involucrado. Algo que está muy bien para animarse, si no fuera porque es un disparate para la productividad.

La necesidad de descansos está más que estudiada a todos los niveles. Gracias a ellos se puede volver a la actividad con más capacidad de concentración, dándole espacio y tiempo el cerebro para que procese determinados problemas, en la búsqueda de su solución.

Salirse del foco en el que se está centrado también es una buena solución a ejercitar en fases de desarrollo. Sobre todo cuando no se encuentra la idea necesaria para progresar. La persistencia en la búsqueda de la solución se tiene que combinar con alejamientos.

Dedicar tiempo a otras actividades ayuda de varias maneras interesantes. No solo dando descanso, que también, sino facilitando perspectiva y haciendo que funcionemos bajo otros registros, diferentes a los que hemos estado machacando.

El tópico de que la idea llegó mientras se estaba en la ducha una mañana o un fin de semana en la playa, tienen el origen en esta desfocalización que ayuda de maneras alternativas.

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