Sobreexpectativas en campañas publicitarias digitales

A la hora de lanzar campañas digitales hay una línea de pensamiento primigenia que se sustancia en la secuencia: publicidad = ventas. No en una correlación uno a uno, pero casi.

Es más, se puede entender el embudo de conversión a nivel teórico mientras se espera que al activar la campaña empiecen a caer las conversiones. Da igual lo que se sepa al respecto, sino funciona como se espera es que no funciona.

Este desfase entre las expectativas iniciales, algo simplistas, con la realidad, hace que muchas campañas sean desechadas aunque tengan buenas métricas y conversiones. Si la relación entre ambas está muy alejadas de las expectativas habrá un problema.

Pero el problema no será de la campaña, la cual irá bien o mal, quién sabe. El problema estará en cómo se interpretan las mismas.

Hay un catalizador en esta dinámica perniciosa, las ansias. Las cuales pueden acelerar todo el proceso, haciendo mediciones cada vez más cortas, sobreinterpretando cada arista de las métricas hasta perjudicar la evolución normal.

Recuerdo una escena de una película clásica -no recuerdo el título- en la que Anthony Quinn interpretaba a un esquimal que estaba junto a su esposa, que acababa de tener un bebé en el iglú, y estuvieron a punto de dejarlo sumergirse porque no tenía dientes.

La situación se planteaba de manera más cómica que dramática, pero me hace recordar a este tema. Las expectativas jaleadas por las ansias se manejan mal con la realidad, cargándose la paciencia y la lógica.

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