Hace un año que se hizo muy presente esta nueva realidad en la que estamos. Con una amenaza constante y en la que nuestro día a día a dado un vuelco mayor de lo que creemos.
Es mucho tiempo y aunque ya se ve un horizonte esperanzador gracias a las vacunas, intuimos que se merendará seguramente el resto del año. En este giro nos ha dado tiempo para todo.
Para unirnos como sociedad, para acabar más polarizados y crispados. Para relajarnos tras la primera ola, hasta descubrir que las olas vienen y van. Para contradecirnos diciéndonos que nos merecemos descansos, aunque el bicho siga ahí.
Pero sobre todo para darnos cuenta de lo volátil que es todo. No sólo ahora, ya que siempre ha sido así, la única diferencia es que lo estamos constatando.