En estos días muchos usuarios están descubriendo las videollamadas. Parece que tiene que surgir una situación como la actual, para producir cambios en la inercia consolidada en las comunicaciones.
En los años ochenta las películas de ficción fantaseaban con las videollamadas. Solo pensar en un futuro tecnológico donde poder hablar cara a cara con tu interlocutor, generaba emoción y deseo entre la audiencia.
Pues bien, las videollamadas llegaron ya hace unos años sin pena ni gloria. Es verdad que los más noveleros las probaban un par de veces, pero le mecánica de las llamadas telefónicas tradicionales se ha mantenido casi imperturbable.
Ahora, con la sensación apresurada de aislamiento, muchas personas están recurriendo a estas herramientas, sobre todo en modo grupal. Provocando que muchos de los intervinientes estén descubriendo la pólvora.
Habrá que ver qué pasa cuando termine esta fase de aislamiento, si se incorporará su uso o será una cuestión meramente temporal. Al final, puede ser una buena forma de cambiar algunas dinámicas de desplazamiento físico que no se justifican. Sobre todo contando con estas posibilidades.