Internet mató la industria discográfica en su momento y la ha resucitado con un modelo que seguramente es más sano y eficiente para todos.
Vaya por delante que mis conocimientos de la industria discográfica son nulos, apenas unas ideas a nivel de cuñado, solo lo que veo desde fuera, así que seguramente me estoy columpiando.
Entre las fuerzas motrices de Internet están la inercia y la comodidad. Solo con la segunda, el problema de la piratería desapareció. También es cierto que lo hizo junto con la venta de discos. Pero el coco digital ‘la digitalización‘ provocó además un cambio de hábitos en la forma de consumir música. Modificando bruscamente la inercia de ese momento y creando una nueva con gran tracción.
Y si bien es cierto que un superventas ya no permite que un artista se quede en el sofá esperando los dividendos de los derechos de autor, también lo es que las reproducciones en plataformas digitales, aun no dando ni de lejos los mismos beneficios, permiten una promoción directa con los usuarios que antes era impensable.
Y esta última parte de la historia es la que me resulta interesante, ahora es el músico el que valida del modelo de negocio, como si tratara de una startup. Si tiene un proyecto, en este caso musical; puede utilizar plataformas globales de forma directa y sin costes; y acabar promocionándolo en Instagram, donde quizás puede hacer alguna pequeña campaña publicitaria.
Si tiene éxito se empieza a monetizar de forma inmediata, y si se tiene mucho éxito se puede acabar monetizando a través de otros aspectos de la industria, como los conciertos, relaciones o incluso fichando por discográficas para que exploten con su maquinaria el producto.
Esto es muy interesante porque hace todo el proceso muy sano y efectivo, tanto para artistas como para discográficas. El contenido ya se ha validado y tiene éxito, lo que implica que no necesita de interferencias creativas porque ya funciona, solo logísticas. Permitiendo que músicos y disqueras se dediquen a lo suyo.
Es llamativo la fuerza de promoción que tiene Instagram, sobre todo con los stories, facilitando tremendamente la promoción, interacción, convocatoria de lanzamientos y conciertos, así como las interacciones entre artistas que acaban desembocando en colaboraciones. Y el vínculo que consiguen con sus comunidades de seguidores a través de esta red.
En panorama que además de haber cambiado se encuentra en plena ebullición, generando un gran acceso a creadores y consumidores de contenidos musicales.