Todavía me sigue llamando la atención la contradicción que se produce con la interpretación de los datos desde el lado del usuario, en entornos digitales. Da igual cuánto se explique sobre los algoritmos, las personalizaciones y la segmentación.
Siempre se acabarán tomando decisiones en función de lo que se percibe a nivel personal. Esa realidad extrapolada, que no existe salvo para el individuo, les resulta tan cierta como la vida real.
De hecho, he podido comprobar como las explicaciones y demostraciones de esta realidad esquiva, que solo se puede sustentar en estadísticas generales y medias, huyendo siempre de la percepción propia, es casi imposible de asumir, aunque se entienda.
Y esto ocurre porque de alguna manera se encuentran en el terreno emocional. Y ahí poco tiene que hacer la lógica. Por buscar un símil es como la realidad generada por Matrix, que para los personajes sigue siendo real a pesar de saber que es una simulación.
